
Son tiempos de festejo para el tenis argentino. En la larga y nutrida historia que tiene la Copa Davis, nuestro país logró recién avanzar a su tercera final. Por eso, no hay que perder perspectiva de los grandes resultados que el conjunto de Luli Mancini viene consiguiendo en estos últimos años, y valorar lo hecho hasta aquí.
Si bien ya es tiempo de poner la mente en España y analizar lo que viene, bien vale la pena repasar lo sucedido este fin de semana en el Parque Roca para tomar aspectos a tener en cuenta de cara a la definición.
Como toda serie de Copa Davis, la semifinal ante Rusia dejó varios puntos para el análisis:
Del Potro, figura copera. No sorprendió tanto su buen tenis dentro de la cancha, pero sí el aplomo y la soltura que exhibió en situaciones delicadas. El viernes tuvo su bautismo jugando en Buenos Aires y jugó como si enfrente no tuviera al N°6 del mundo con 14 mil personas alentando. Encima, el domingo se graduó de copero: con la serie igualada, cargó con la presión de definir y, con 19 años, lo manejó con notable confianza. Su presencia es indispensable para soñar en noviembre con la Ensaladera de Plata.
El físico de Nalbandian. Si bien su condición física mejoró respecto de la última serie con Suecia, donde superó a Robin Soderling prácticamente en una pierna, este aspecto sigue siendo una preocupación en el cordobés. En la segunda mitad de 2007 no tuvo buen ritmo de partidos, y eso se notó el fin de semana frente a Rusia. Para soñar en grande con España, será también fundamental que el rey David llegue en óptimas condiciones a la final.
Las dudas en el dobles. La definición ante los españoles se vislumbra igual o más pareja que la que pasó con Rusia. La Armada española cuenta con un abanico muy amplio de posibilidades y es fuerte en los cinco puntos. Si la Argentina aspira a conquistar la Copa Davis por primera vez, deberá preparar bien el partido del sábado. Teniendo enfrente al N°1 del mundo, no bastará sólo con ganar algún single. Es esencial llegar a noviembre con una pareja de dobles aceitada y con algunos torneos previos en el circuito. El capitán probó en las últimas series y ninguna combinación lo dejó 100% satisfecho.
Tampoco puede darse el lujo de que Nalbandian vuelva a jugar los tres días si su físico no se lo permite.
La unión del grupo. Por primera vez, una serie fue testigo de la presencia de todos los tenistas que formaron parte de los recientes grupos de Copa Davis: Gaudio, Zabaleta, Chela, Prieto, Acasuso, Mónaco, Coria y Arnold estuvieron presentes en el Parque Roca dando su apoyo. Además, se vio la comunión en el entorno de Mancini: dándole consejos a Del Potro antes de su debut y apoyando a Nalbandian tras su dura caída con Davydenko. Cuando todos tiran para el mismo lado, es más sencillo recuperarse de las adversidades.
La incógnita de la superficie. Desde antes que comenzara la serie ante Rusia se mencionó el asunto de la superficie que se utilizaría en una hipotética final con España. Con el pase a la final consumado, el tema ya se instaló. Hay, públicamente, dos posturas bien definidas: por un lado, la Asociación Argentina de Tenis (AAT), L’Egalite -empresa dueña de los derechos- y la Corporación Sur -propulsora de la construcción del Parque Roca- quieren jugar la serie en el mismo predio en Villa Soldati. Del otro lado, los jugadores -principalmente David Nalbandian- y el capitán desean que se desarrolle en el Orfeo, de Córdoba.
Lo concreto es que, dadas las características de los singlistas argentinos (Nalbandian y Del Potro) y de Rafael Nadal (jugador implacable sobre polvo de ladrillo), deportivamente sería conveniente jugar sobre una carpeta indoor. Como el Parque Roca no está techado y el Orfeo sí (aunque tenga mucha menor capacidad), podría ser mejor el escenario cordobés, aunque la disputa en este sentido recién comienza.
El poderío de local. Independientemente de la elección de la sede, la Argentina demostró tener en su casa una fortaleza casi infranqueable: no pierde como local desde septiembre de 1998 (2-3 ante Eslovaquia). Más allá de algunos exabruptos clásicos del público argentino, los jugadores valoran el apoyo y Buenos Aires siempre se presentó como un reducto complicado para los visitantes.
El calendario de la ATP. Hasta el 21 de noviembre faltan dos meses, en los que los tenistas argentinos jugarán, se presume, varios torneos. Cuidar el físico será un aspecto clave, pero también los jugadores querrán sumar puntos. Juan Martín del Potro, por ejemplo, reconoció públicamente sus ganas de jugar el Masters de Shanghai (9/11). Dos semanas antes de la final, el torneo se presenta como un arma de doble filo: la merma física siempre puede influir, pero en caso de tener algún buen resultado, el ánimo del tandilense podría ser canalizado positivamente. David Nalbandian, en tanto, defiende 1000 puntos por sus conquistas en los Masters Series de Madrid y París en 2007. Para repetir tales actuaciones, deberá exigirse muchísimo y su físico podría pagarlo. Pero, si no consigue buenos resultados, su caída en el ranking sería estrepitosa y podría influir en su ánimo.
(*)Fuente diario La Nacion. Nota de Santiago Peluffo. 22/09/2008