El reinado pudo haber empezado a conformarse el día en que Boca se decidió a ir por Carlos Bianchi. O el día en que ganó el primer campeonato, a fines de 1998. O con los famosos 40 partidos invicto que se cortaron justo el día que celebraba el doblete local, en el 99. O con la Copa Libertadores 2000. O con la Intercontinental ante el poderoso Real Madrid (de Roberto Carlos, Figo y Raúl) que puso al club al tope del fútbol mundial. O con la confirmación del liderazgo al año siguiente, en la Libertadores 2001. Pudo haber no tenido un puntapié inicial y sí conformarse por una sumatoria de conquistas, por hazañas que se volvieron leyenda. Gigantes sudamericanos y europeos derribados uno detrás del otro. El reinado lleva diez años y cuesta encontrar otros grandes del fútbol mundial que hayan construido semejante hegemonía. Y en Sudamérica es imposible que alguna otra camiseta la iguale.La última victoria lo encuentra en el mismo lugar en el que empezó, con Bianchi e Ischia juntos de nuevo, como si nada hubiera pasado en el medio, salvo una fructífera cosecha de laureles. El 12 de enero, cuando el plantel regrese de las vacaciones y retome el trabajo, se topará con Carlos I y Carlos II, y enseguida partirá rumbo a Tandil para realizar la pretemporada en la ciudad serrana que el primero eligió apenas llegó al club hace poco más de diez años. Estarán Riquelme, Palermo, Ibarra y Battaglia, pilares fundamentales de la década de (azul y) oro. Y unos cuantos pibes de los 104 que debutaron en todo este tiempo.Entre el Apertura 98 y el Apertura 08 pasaron 16 títulos y así la cifra hoy está en 18. "La verdad es que la gente de Boca se acostumbró a festejar al menos un campeonato por año y nosotros también", explica Battaglia, el jugador que en más títulos estuvo de esa cuenta que se inició y llegó a nueve con el Virrey (98-01 y 03-04), sumó uno más con el Chino Benítez (04), cinco con Alfio Basile (05-06), otro con Miguel Russo (07) y los dos últimos con Ischia (08). Tan abrumadora es la superioridad que entre todos los demás equipos de Primera del fútbol argentino suman, en ese mismo lapso... ¡18 títulos! Sí, los mismos que Boca pero entre todos. Y en esos años se dio unos cuantos gustitos, como eliminar a River dos veces de la Libertadores (00 y 04), como ganarle al Ciclón en dos choques decisivos (Sudamericana 04 y Apertura 08) o golearlo 7-1 en su casa, y como dar vuelta el historial contra Independiente, uno de los equipos que lo superaban.El período en la historia del club que más se acerca a éste es el que se vivió entre 1919 y 1929, en el amateurismo, con 12 títulos entre campeonatos y copas. Y en el profesionalismo, seis entre 1976 y 1981, con el Toto Lorenzo en el banco.En la Argentina, Independiente fue el equipo que reinó en los años 60 y 70, y tuvo su mayor racha entre 1967 y 1977 con 12 vueltas olímpicas. Y River, con diez entre 1987 y 1997. "Este dominio de Boca no tiene otro igual en la historia. Creo que se logró gracias a la conjunción de intereses e ideas entre institución, dirigentes, cuerpos técnicos y jugadores. A un estilo de conducción muy definido, a un despegue de la mano de Bianchi y a la conformación de un grupo de jugadores con personalidad que empezaron a ganar cosas, se convirtieron en referentes y saben transmitir esa manera de ganar. Y también tiene que ver con que se recuperó la mística de Boca, lo que significa vestir esa camiseta y la obligación de ganar que conlleva", analiza Roberto Mouzo, el jugador con más presencias en el club.En Sudamérica también están lejos. No hay con qué darle a tanta supremacía, porque todos esos grandes de los países vecinos ganaron torneos regionales y nacionales pero no tantos internacionales. En el continente, este Boca de Palermo, Riquelme, Ibarra y Battaglia sólo parece comparable con el histórico Santos de Pelé y sus 25 títulos (56/74).En el mundo, actualmente está segundo detrás del Bayern y Porto, que tienen 19 en estos últimos diez años, uno más que Boca. Pero con una salvedad: los portugueses ganaron cuatro de esos títulos contra rivales de Segunda y Tercera División; los alemanes, cinco (ver página 6). Detrás de Boca quedan el Manchester de Ferguson (16), Lyon de Francia (15) y otros poderosos. Y en la historia, grandes equipos como el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano (17 títulos en 11 años, 53/64) y el Ajax de Van Gaal (11, 91/ 97) también son superados.El reinado pudo haber empezado cualquier día, con la llegada de Bianchi o con la conquista del primer título de la serie. Lo que está claro es que todavía no terminó.
lunes, 29 de diciembre de 2008
La década de (azul y) oro
Con este título, Boca tiene 18 desde el 98, lo mismo que el resto de los argentinos juntos. Es uno de los top mundiales y ganó más que gigantes históricos como el Real de Alfredo.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Boca: campeón con lo justo
Volvió a darse el gusto de ganar un torneo local. Hacía dos años que no lograba uno. Se apoderó del Triangular pese a perder 1-0 con Tigre, que fue el subcampeón. San Lorenzo quedó en el tercer puesto.
Hay fiesta.En las tribunas, en las plateas, en los pasillos. Fiesta grande, de esas que estremecen. Los jugadores de amarillo y azul saltan, cantan. El Cilindro es una verdadera caldera. Porque gritan los de Boca, con Boca campeón. Y los de Tigre gritan también, en homenaje a sus futbolistas. Es un final ardiente. Es la euforia ganadora, por un lado, que generan los títulos. Es la euforia de reconocimiento, por el lado azulgrana. El descontrol emocional por la victoria aturde. No hay que buscar explicaciones. Ni razones. O argumentos para tanta alegría genuina. Hay fiesta. Y cuando se festeja y se sueltan sin pudores las pasiones futboleras, lo demás pasa a segundo plano. Siempre es así. Y más en éstas épocas en las cuales el objetivo es el éxito por el éxito mismo. Boca campeón. Y a otra cosa. Boca es fiesta. Otra vez.¿Cuenta lo que pasó con la pelota de por medio? Y, debería. ¿Sí? Hummm... Porque desde el gol de Lazzaro hasta el final, sufrió el campeón. Y sufrió porque no tenía garantías en el arco, ni siquiera con el ingresado Josué Ayala, quien pareció sereno Y eso que Tigre generalmente fue más amenazas que efectividad. Que casi ni generó jugadas punzantes, de esas que duelen o que asustan. Y además si hubo situaciones de cierto peligro, esas las tuvo Boca a su favor, pero Luis Ardente nunca transmitió inseguridad, al contrario. Y tapó envíos rectos con soltura y manoteó un disparo de Alvaro González que rozó en Blengio y que lo complicó, con buena reacción. Pero la tensión se dio por la vía de lo ilógico: todo Boca temía que el balón cayera cerca del arco propio y en las tres veces que llegó a Ayala se olía desconfianza. Por eso la interminable angustia de Boca. Por eso el desahogo del cierre. Por eso la felicidad se desató como un vendaval .¿Cual partido? El que se vio y denunció precariedades por igual. Boca se sostuvo en Cáceres, Ibarra, Morel Rodríguez y especialmente en Battaglia. En los años, sin dudas. El resto, incluso el chico Roncaglia, transmitieron demasiadas imprecisiones y nervios. Algo parecido le ocurrió a casi todo Tigre. Fue fácil percibirlo. Y la pelota fue bastante maltratada. Gracián apenas impuso movilidad y presencia en los primeros 15 minutos. Después desapareció y reapareció en el final metiendo un par de maniobras interesantes. Chávez poquito. Encima se cansó. Viatri devolvió todas mal, dislapidó una chance neta y hasta fabricó contraataques. Figueroa la tocó de vez en cuando.. Y Dátolo, quizás lesionado, aportó más confusión que claridad. Tigre extrañó a Casano, Blanco no es lo mismo. Y el Morel propio nunca entró en acción, lo mismo que Luna. Blengio y Paparatto rechazaron bastante. Los otros corrieron. Mucho corrieron. Jugar, aisladamente. Hasta el mismísimo gol de Lazzaro , el más pícaro, Tigre ni se acercaba a García. Un pelotazo de Giménez, la falla del chico y la viveza de Lazzaro culminaron la obrita. Y le dieron espacio a sus ilusiones. Pero este Tigre acusó debilidad en lo que más demostró en el torneo: funcionamiento y personalidad. Le faltó oficio, experiencia, tranquilidad. Es que las obligaciones y la presiones en esta clase de finales suelen sentirse, aprietan el pecho, endurecen las piernas, nublan las perspectivas. Fue menos Tigre. Pero ganó, eh...Y le ganó al campeón. A no omitir ese dato. El gran dato. Boca sin Riquelme es un Boca distinto. Más utilitario. Sin frescura. Sin imaginación.. Se repitió en maniobras frontales. Se apuraron en los pases. No rompieron por los costados. En desventaja, Ibarra trató de meter un par de corridas. El ingreso de Palacio le dio más agresividad en ofensiva. Pero Palacio sin socios no puede resolver todo. Boca, entonces, fue Battaglia a tiempo completo. Y está dicho, Palacio, más tarde, quien hizo diferencia demostrando que es de otra categoría. Y la entrega a de Alvaro González. Pero como equipo, Boca sin Riquelme es casi igual que el resto. Se notó que no estuvo Román. Porque Román sabe jugar y aunque no realice un despliegue físico a tono con las urgencias actuales, piensa. Eso, piensa. Y Boca sin él no quedará en la memoria por su producción. Seguro que no.Hay fiesta entera en la cancha. Vuelta olímpica. Podio, Copa y medallas. Papelitos. Pirotecnia. Y hay fiesta en los vestuarios. En las calles. Y en muchos rincones del país. Boca campeón. Legal, legítimo. ¡Salud Boca!
(*)Fuente diario Clarin (24/12/08)
lunes, 15 de diciembre de 2008
Un final apasionante del fútbol argentino
Triple empate en la punta: el torneo Apertura se definirá con un triangular
Boca, Tigre y San Lorenzo ganaron en la última fecha y terminaron igualados en lo más alto de la tabla de posiciones; en un cierre inédito en la historia de los certámenes cortos; el cronograma será el siguiente: Miércoles 17: Tigre-San Lorenzo, a las 18.30, en Vélez Sábado 20: San Lorenzo-Boca, a las 18.30, en Racing Martes 23: Boca-Tigre, a las 21.30, en Racing
El fútbol argentino vivirá aún jornadas de mayor emoción. En una conclusión inédita en la historia de los torneos cortos, Boca, San Lorenzo y Tigre jugarán un triangular para definir al campeón del Apertura, que comenzará el miércoles próximo con el partido que jugarán el Ciclón y el Matador, en la cancha de Vélez.
La definición fue electrizante. Fue una tarde llena de emociones, con angustia en cuatro canchas distintas. Boca empezó bien, pero terminó sufriendo para vencer por 3 a 2 a Colón, en la Bombonera. San Lorenzo festejó temprano en la Paternal y con ese gol de Gonzalo Bergessio le alcanzó para superar a Argentinos Juniors por 1 a 0. Algo parecido sucedió, en Victoria, donde Tigre derrotó a Banfield por 1 a 0. Lanús también ganó: fue 1 a 0 ante San Martín, de Tucumán, pero no le alcanzó.
El fixture de la definición. El triangular del que saldrá el campeón del torneo Apertura comenzará el miércoles próximo con el partido que jugarán Tigre y San Lorenzo, en la cancha de Vélez, a las 18.30. Luego, el sábado, a las 18.30, en el estadio de Racing, se medirán San Lorenzo y Boca, con la posibilidad de que el Ciclón se consagre campeón. Cerrarán la definición, el martes 23, Boca y Tigre, que jugarán también en el Cilindro, a las 21.30.
Los partidos Miércoles: Tigre vs. San Lorenzo (A las 18.30, en Vélez) Sábado: Boca vs. San Lorenzo (A las 18.30, en Racing) Martes 23: Boca vs. Tigre (A las 21.30, en Racing)
Boca, Tigre y San Lorenzo ganaron en la última fecha y terminaron igualados en lo más alto de la tabla de posiciones; en un cierre inédito en la historia de los certámenes cortos; el cronograma será el siguiente: Miércoles 17: Tigre-San Lorenzo, a las 18.30, en Vélez Sábado 20: San Lorenzo-Boca, a las 18.30, en Racing Martes 23: Boca-Tigre, a las 21.30, en Racing
El fútbol argentino vivirá aún jornadas de mayor emoción. En una conclusión inédita en la historia de los torneos cortos, Boca, San Lorenzo y Tigre jugarán un triangular para definir al campeón del Apertura, que comenzará el miércoles próximo con el partido que jugarán el Ciclón y el Matador, en la cancha de Vélez.
La definición fue electrizante. Fue una tarde llena de emociones, con angustia en cuatro canchas distintas. Boca empezó bien, pero terminó sufriendo para vencer por 3 a 2 a Colón, en la Bombonera. San Lorenzo festejó temprano en la Paternal y con ese gol de Gonzalo Bergessio le alcanzó para superar a Argentinos Juniors por 1 a 0. Algo parecido sucedió, en Victoria, donde Tigre derrotó a Banfield por 1 a 0. Lanús también ganó: fue 1 a 0 ante San Martín, de Tucumán, pero no le alcanzó.
El fixture de la definición. El triangular del que saldrá el campeón del torneo Apertura comenzará el miércoles próximo con el partido que jugarán Tigre y San Lorenzo, en la cancha de Vélez, a las 18.30. Luego, el sábado, a las 18.30, en el estadio de Racing, se medirán San Lorenzo y Boca, con la posibilidad de que el Ciclón se consagre campeón. Cerrarán la definición, el martes 23, Boca y Tigre, que jugarán también en el Cilindro, a las 21.30.
Los partidos Miércoles: Tigre vs. San Lorenzo (A las 18.30, en Vélez) Sábado: Boca vs. San Lorenzo (A las 18.30, en Racing) Martes 23: Boca vs. Tigre (A las 21.30, en Racing)
martes, 25 de noviembre de 2008
Qué equipito
Maradona y Messi fueron elegidos por los hinchas del club catalán en el once ideal. Votaron casi 60 mil personas y también seleccionaron a Guardiola, Cruyff, Ronaldinho y Romario. Diego Maradona y Lionel Messi fueron elegidos por los hinchas de Barcelona para integrar el equipo ideal de la historia. El diario español Sport, en su edición digital, se le ocurrió la idea de formar los once mejores de la historia del club catalán, y los dos argentinos figuran en la propuesta de la que participaron casi 60 mil personas.
¿Quiénes son los once? En el arco el legendario Andoni Zubizarreta, de reconocida trayectoria en el seleccionado español. Los hinchas catalanes, amantes del buen fútbol, optaron por dos marcadores de punta con vocación ofensiva: Daniel Alves y Sergi. Carles Puyol, símbolo del actual equipo y Migueli (compañero de Maradona en el Barcelona), los centrales. Pero lo mejor está de mitad de cancha hacia delante...
Pep Guardiola, el actual entrenador de Barcelona, es el volante central. A su izquierda, Diego Maradona (estuvo en el club catalán entre 1981 y 1984), en una versión táctica bien ochentosa. En el otro costado, el holandés Johan Cruyff. Dos enganches: Lionel Messi y el brasileño Ronaldinho. Como único punta, Romario. ¿Se imaginan a Diego Maradona y Lionel Messi juntos en una cancha?
¿Quiénes son los once? En el arco el legendario Andoni Zubizarreta, de reconocida trayectoria en el seleccionado español. Los hinchas catalanes, amantes del buen fútbol, optaron por dos marcadores de punta con vocación ofensiva: Daniel Alves y Sergi. Carles Puyol, símbolo del actual equipo y Migueli (compañero de Maradona en el Barcelona), los centrales. Pero lo mejor está de mitad de cancha hacia delante...
Pep Guardiola, el actual entrenador de Barcelona, es el volante central. A su izquierda, Diego Maradona (estuvo en el club catalán entre 1981 y 1984), en una versión táctica bien ochentosa. En el otro costado, el holandés Johan Cruyff. Dos enganches: Lionel Messi y el brasileño Ronaldinho. Como único punta, Romario. ¿Se imaginan a Diego Maradona y Lionel Messi juntos en una cancha?
(*)Fuente Diario Ole, 25 de noviembre de 2008
domingo, 23 de noviembre de 2008
Guillermo brilló y el Columbus gritó campeón
Barros Schelotto, elegido como el Jugador Más Valioso, dio las tres asistencias para el 3-1 de su equipo sobre New York Red Bulls, en la final de la MLS de Estados Unidos. Así, logró el 18° título de su carrera.
La trayectoria de Guillermo Barros Schelotto está ligada estrechamente con el éxito. Una sola temporada demoró en guiar al Columbus Crew a lo más alto de la MLS de Estados Unidos por primera vez en la historia. Si bien no logró convertir tantos, el Mellizo, elegido como el Jugador Más Valioso, fue clave en el 3-1 sobre los New York Red Bulls en la final al dar los tres pases gol. Los goles del Columbus fueron anotados por el venezolano Alejandro Moreno, Chad Marshall y Frankie Hejduk. Mientras que para el equipo perdedor convirtió John Wolyniec. Barros Schelotto, la figura del partido, fue ovacionado por las 27.000 personas que coparon el estadio Home Depot Center de Carson, en Los Angeles, cuando salió a falta de un minuto para el final. Así, Guillermo suma 18 títulos en su carrera: un Panamericano con la Selección Sub 23, la Copa Centenario con Gimnasia (Copa Centenario) y 15 en Boca.
Una enorme desilusión
Una enorme desilusión: la Argentina perdió la final de la Davis ante España.
Sin Nadal, el conjunto europeo dejó con las manos vacías al equipo de Mancini; José Acasuso perdió con Verdasco en cinco sets y así se esfumó el sueño de conseguir por primera vez la Ensaladera de Plata; como en 1981 y 2006, la Argentina cayó en la final.
El desconsuelo de José Acasuso es el mismo que anida en cada uno de los jugadores y miembros del cuerpo técnico. La misma sensación de tristeza que desconsuela a cada argentino. La victoria de Fernando Verdasco (6-3, 6-7 (3), 4-6, 6-3 y 6-1) sobre José Acasuso decretó el fin del sueño argentino de ganar, por primer vez, la Copa Davis. Para la Argentina, fue la tercera final de su historia (1981, 2006 y 2008).
España, al igual que en los otros dos últimos años olímpicos (2000 y 2004), es el ganador de la Ensaladera de Plata. Con un enorme Feliciano López, ganador de los sus dos puntos, escoltado por un sólido Verdasco y comandados por un inteligente y hábil capitán como Emilio Sánchez Vicario, España consiguió vecer 3-1 a la Argentina y quedarse con la Copa Davis por tercera vez.
Como se había advertido ayer, el golpe de la derrota en el dobles de significó una estocada casi letal para el conjunto de Luli Mancini. Chucho Acasuso, de emergencia por la lesión de Juan Martín del Potro, tuvo la responsabilidad de que el sueño argentino siguiera con vida, pero la solidez mental y el envión anímico que traía del dobles prevalecieron por sobre los vaivenes del misionero, y sellaron el destino de la final.
Factores como el ánimo, la mentalidad, el corazón, la determinación para ir a buscar el partido fueron muchísimo más influyentes que el nivel de tenis que tanto Acasuso como Verdasco pudieron tener esta tarde. En un duelo psicológico durísimo, el madrileño fue quien -a la larga- terminó imponiéndose.
Verdasco lució más entero en el inicio, con un quiebre en el primer set y una actuación sólida desde la base, haciendo mover a un Chucho contenido, visiblemente nervioso (cometió innumerables errores con su derecha), que recién pudo entrar en juego al comienzo del segundo capítulo. Si bien se llevó los segundos dos parciales y se puso al frente, el español nunca aflojó y, de a poco, fue quebrando mentalmente al argentino.
Verdasco niveló las acciones y, en el quinto set, desplegó todo su potencial desde la base. Chucho, ya desganado y físicamente agotado, no pudo más que rendirse. El final quedó signada por el llanto desconsolado de Chucho, pidiendo perdón en su retirada del estadio. El sueño de conseguir la Ensaladera ya es historia.









(*)Fuente y Fotos: Diario La Nacion.
Sin Nadal, el conjunto europeo dejó con las manos vacías al equipo de Mancini; José Acasuso perdió con Verdasco en cinco sets y así se esfumó el sueño de conseguir por primera vez la Ensaladera de Plata; como en 1981 y 2006, la Argentina cayó en la final.
El desconsuelo de José Acasuso es el mismo que anida en cada uno de los jugadores y miembros del cuerpo técnico. La misma sensación de tristeza que desconsuela a cada argentino. La victoria de Fernando Verdasco (6-3, 6-7 (3), 4-6, 6-3 y 6-1) sobre José Acasuso decretó el fin del sueño argentino de ganar, por primer vez, la Copa Davis. Para la Argentina, fue la tercera final de su historia (1981, 2006 y 2008).
España, al igual que en los otros dos últimos años olímpicos (2000 y 2004), es el ganador de la Ensaladera de Plata. Con un enorme Feliciano López, ganador de los sus dos puntos, escoltado por un sólido Verdasco y comandados por un inteligente y hábil capitán como Emilio Sánchez Vicario, España consiguió vecer 3-1 a la Argentina y quedarse con la Copa Davis por tercera vez.
Como se había advertido ayer, el golpe de la derrota en el dobles de significó una estocada casi letal para el conjunto de Luli Mancini. Chucho Acasuso, de emergencia por la lesión de Juan Martín del Potro, tuvo la responsabilidad de que el sueño argentino siguiera con vida, pero la solidez mental y el envión anímico que traía del dobles prevalecieron por sobre los vaivenes del misionero, y sellaron el destino de la final.
Factores como el ánimo, la mentalidad, el corazón, la determinación para ir a buscar el partido fueron muchísimo más influyentes que el nivel de tenis que tanto Acasuso como Verdasco pudieron tener esta tarde. En un duelo psicológico durísimo, el madrileño fue quien -a la larga- terminó imponiéndose.
Verdasco lució más entero en el inicio, con un quiebre en el primer set y una actuación sólida desde la base, haciendo mover a un Chucho contenido, visiblemente nervioso (cometió innumerables errores con su derecha), que recién pudo entrar en juego al comienzo del segundo capítulo. Si bien se llevó los segundos dos parciales y se puso al frente, el español nunca aflojó y, de a poco, fue quebrando mentalmente al argentino.
Verdasco niveló las acciones y, en el quinto set, desplegó todo su potencial desde la base. Chucho, ya desganado y físicamente agotado, no pudo más que rendirse. El final quedó signada por el llanto desconsolado de Chucho, pidiendo perdón en su retirada del estadio. El sueño de conseguir la Ensaladera ya es historia.









(*)Fuente y Fotos: Diario La Nacion.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Aprobaste, Diego
En el debut de Maradona como entrenador de la Selección, el equipo de Diego derrotó a su par escocés en Glasgow. El gol lo convirtió Maxi Rodríguez, a los ocho minutos, en un arrollador inicio del conjunto nacional. Si bien dominó, le faltó mayor vuelo futbolístico y tuvo varios errores defensivos. Desde hoy, el 19 de noviembre quedará marcado a fuego en la historia de nuestro fútbol.






Un momento esperado por mucho tiempo. De esos que no se empañan con nada. Diego Maradona debutó como entrenador de la Selección Argentina de fútbol, esa con la que fue campeón en 1986 desde adentro y que espera llevar a la gloria muy pronto desde afuera. Fue victoria apenas por 1-0 ante Escocia en Glasgow, con el gol de Maxi Rodríguez a los ocho minutos. Como había prometido antes del inicio, se vio en el equipo de Diego una actitud ganadora, expresada al máximo ante la debilidad de su rival. Así, al minuto de juego, Martín Demichelis tuvo en su cabeza la oportunidad de marcar tras un córner desde la izquierda ejecutado por Maxi Rodríguez. Luego, un bombazo de Mascherano, que tomó la pelota de aire tras una nueva habilitación del mediocampista del Atlético de Madrid, forzó la atajada del arquero McGregor. Y fue, precisamente, Maxi Rodríguez quien pudo quebrar el cero del arco escocés, a los ocho minutos. Tras una buena jugada colectiva iniciada por él, la pelota fue abierta hacia Tevez, quien la tocó al centro para Jonás Gutiérrez y el Galgo habilitó al volante derecho argentino para poner el 1-0. Primer gol en la era de Diego Maradona en la Selección. Lo que siguió luego fue un monólogo de Argentina. Subidas de los laterales y en las jugadas de pelota parada arremetidas de los centrales; un mediocampista preciso como Mascherano, que funcionó perfectamente con Gago alternándose en las marcas y los ataques; un Maxi Rodríguez muy activo en ataque y juntándose constantemente con Tevez, que tuvo una gran noche a pesar de no llegar al gol. Sin embargo, ese dominio inicial no duró mucho más allá de los 20 minutos. A los 21, James McFadden recibió la pelota dentro del área, se acomodó y remató de zurda, ante la marca de Demichelis, quien logró desviar con el pie la pelota que se fue al tiro de esquina. De a poco, el equipo local se animaba y complicaba a la Selección. ¿Del equipo de Diego? Poco y nada. Algunas subidas de Papa pero a las que le faltaba terminación y algunos movimientos interesantes de Tevez, bastante castigado por las patadas de los escoceses. Encima, el local se asomaba cada vez más al arco de Carrizo, aprovechando ciertos errores defensivos de la dupla central. En el segundo tiempo, Argentina continuó siendo el dominador del juego pero sin tanta agresividad ni profundidad como en la etapa inicial. Con pocas situaciones en ataque, Tevez era el que se llevaba casi todas las miradas y también los golpes de los rivales. El delantero del Manchester United bajó mucho para recuperar la pelota y fue clave en el ataque nacional. ¿Escocia? Se dedicaba a tirar centros para sus delanteros McFadden y Iwelumo. Ante esto, aparecieron constantemente Heinze y Mascherano para alejar el peligro de cabeza del arco de Carrizo. Los cambios tampoco le dieron variantes a los equipos y por eso el 1-0 se mantuvo hasta el final. Fue victoria para la Selección de Diego Maradona, que en su inicio y sin varios de sus jugadores predilectos, como Messi y Riquelme, consiguió arrancar el ciclo con el pie derecho.






lunes, 3 de noviembre de 2008
Boca ganó un título
Campeón en actitud y coraje, le hizo precio a un tibio San Lorenzo y, tras estar a 11 puntos, lo alcanzó en la punta. La recta final lo encuentra mejor que al resto...
El que vuela, corriendo, es un pibe. El que piensa, por el resto, es un hombre. Los que meten, como si se tratara de la última bola de la noche, son todos. Todos son un equipo. Y el equipo, el mejor de la recta final del torneo, es Boca. La prueba, irrefutable, estalla en los ojos. San Lorenzo, dueño de laureles que supo conseguir, se derrite en el calor del clásico más esperado. Nadie, ni el gran Lobo Ledesma, puede detener tanto fuego. Volcánico, Boca lo arrasa, con más agresividad que estética, con decisión, con carácter, con la autoridad que otorga la confianza. Mouche, el pibe que vuela, gambetea lindo, hacia adelante, donde más le duele a Hirsig, el improvisado lateral derecho. Riquelme, el hombre que piensa, se recuesta sobre la izquierda y se mueve como nunca, para que se rasquen la cabeza los que dicen que está cansado. Cada pelota dividida tiene un fallo unánime: siempre ganan los de azul, amarillo y luto, en cantidad y en calidad. Los signos de un campeón (orden, coraje, circulación, ejecución, jerarquía individual y colectiva) se ven de un solo lado. Más nítidamente en un tiempo, el primero, en el que Boca empezó a ganar la final...El partido fue un espejo de la realidad. Boca, de River para acá, jamás dejó de creer que podía. San Lorenzo, de Racing para acá, confirmó las dudas que lo habían rodeado aun en algunos triunfos. La convicción es la primera de las tácticas que hay que respetar. Si no hay confianza, el pizarrón se queda sin tiza. Las circunstancias influyen, por supuesto. San Lorenzo llegó averiado, sin Aguirre (clave) y Chaco Torres (hoy más importante que Ledesma), con Adrián González en el banco... A Boca, además de las conocidas ausencias de Palermo y Palacio, le faltó Morel Rodríguez. Y ahí, entonces, también quedaron a la vista las muñecas de los técnicos. Mientras Russo inventó a Hirsig de cuatro, Ischia cambió el esquema, defendió con tres y así controló las debilidades ofensivas de Silvera y Bergessio.Pero hubo otro cambio, no tan perceptible: Riquelme reinventó el puesto. Román, el último especialista en el rubro, ya no es el enganche de Boca. No. Sigue siendo el conductor, eso no cambia, pero mudó la zona de gestación. Hoy toma aire en la izquierda, más cerca del área y ahí, casi como mediapunta, decide por los demás. Con ese movimiento, de paso, les da metros de recorrido hacia adelante a los dos tapones (Battaglia y Vargas) y permite que Viatri baje unos metros y participe del circuito. Esa posición, la de Riquelme, le quitó campo de acción a Rivero, el volante que podría haber incomodado a Paletta. La prolijidad de Acevedo no alcanzó para contagiar. Ledesma no pesó, Aureliano no aceleró y el único que cambió la velocidad fue Menseguez, cuando entró, aunque después se apagó. La imagen de este San Lorenzo, débil de fibra, fue la de Silvera convertido en lanzador. El verdadero nueve, el que debía estar para el último toque, recibía y distribuía sin éxito.Boca hizo un enorme sacrificio en el primer tiempo para llevarse sólo un 1-0 al vestuario. La genialidad de Riquelme en el gol (no por lo bello, sí por lo inteligente) bien pudo ser acompañada por ese zurdazo atrevido de Mouche (no se la dio a Román) o por las que tuvo Viatri (esta vez se pasó de frío a la hora de definir). Hasta Paletta, en una, giró como si fuera un delantero y por poco no agujerea a Orión.Hubo un momento del segundo tiempo en el que San Lorenzo le discutió la tenencia. Sin embargo, aun sin tantas energías, Boca fue más peligroso. La única del equipo de Russo en todo el partido fue un mal cabezazo de Acevedo.Ganarle con tanta contundencia y alcanzarlo en la punta después de haber estado a once puntos, es muy fuerte: Boca ganó algo así como un título. San Lorenzo todavía no lo perdió: el tiempo dirá si puede recuperar el orgullo.
(*) Fuente diario Olé (Adrian Piedra Buena)
El que vuela, corriendo, es un pibe. El que piensa, por el resto, es un hombre. Los que meten, como si se tratara de la última bola de la noche, son todos. Todos son un equipo. Y el equipo, el mejor de la recta final del torneo, es Boca. La prueba, irrefutable, estalla en los ojos. San Lorenzo, dueño de laureles que supo conseguir, se derrite en el calor del clásico más esperado. Nadie, ni el gran Lobo Ledesma, puede detener tanto fuego. Volcánico, Boca lo arrasa, con más agresividad que estética, con decisión, con carácter, con la autoridad que otorga la confianza. Mouche, el pibe que vuela, gambetea lindo, hacia adelante, donde más le duele a Hirsig, el improvisado lateral derecho. Riquelme, el hombre que piensa, se recuesta sobre la izquierda y se mueve como nunca, para que se rasquen la cabeza los que dicen que está cansado. Cada pelota dividida tiene un fallo unánime: siempre ganan los de azul, amarillo y luto, en cantidad y en calidad. Los signos de un campeón (orden, coraje, circulación, ejecución, jerarquía individual y colectiva) se ven de un solo lado. Más nítidamente en un tiempo, el primero, en el que Boca empezó a ganar la final...El partido fue un espejo de la realidad. Boca, de River para acá, jamás dejó de creer que podía. San Lorenzo, de Racing para acá, confirmó las dudas que lo habían rodeado aun en algunos triunfos. La convicción es la primera de las tácticas que hay que respetar. Si no hay confianza, el pizarrón se queda sin tiza. Las circunstancias influyen, por supuesto. San Lorenzo llegó averiado, sin Aguirre (clave) y Chaco Torres (hoy más importante que Ledesma), con Adrián González en el banco... A Boca, además de las conocidas ausencias de Palermo y Palacio, le faltó Morel Rodríguez. Y ahí, entonces, también quedaron a la vista las muñecas de los técnicos. Mientras Russo inventó a Hirsig de cuatro, Ischia cambió el esquema, defendió con tres y así controló las debilidades ofensivas de Silvera y Bergessio.Pero hubo otro cambio, no tan perceptible: Riquelme reinventó el puesto. Román, el último especialista en el rubro, ya no es el enganche de Boca. No. Sigue siendo el conductor, eso no cambia, pero mudó la zona de gestación. Hoy toma aire en la izquierda, más cerca del área y ahí, casi como mediapunta, decide por los demás. Con ese movimiento, de paso, les da metros de recorrido hacia adelante a los dos tapones (Battaglia y Vargas) y permite que Viatri baje unos metros y participe del circuito. Esa posición, la de Riquelme, le quitó campo de acción a Rivero, el volante que podría haber incomodado a Paletta. La prolijidad de Acevedo no alcanzó para contagiar. Ledesma no pesó, Aureliano no aceleró y el único que cambió la velocidad fue Menseguez, cuando entró, aunque después se apagó. La imagen de este San Lorenzo, débil de fibra, fue la de Silvera convertido en lanzador. El verdadero nueve, el que debía estar para el último toque, recibía y distribuía sin éxito.Boca hizo un enorme sacrificio en el primer tiempo para llevarse sólo un 1-0 al vestuario. La genialidad de Riquelme en el gol (no por lo bello, sí por lo inteligente) bien pudo ser acompañada por ese zurdazo atrevido de Mouche (no se la dio a Román) o por las que tuvo Viatri (esta vez se pasó de frío a la hora de definir). Hasta Paletta, en una, giró como si fuera un delantero y por poco no agujerea a Orión.Hubo un momento del segundo tiempo en el que San Lorenzo le discutió la tenencia. Sin embargo, aun sin tantas energías, Boca fue más peligroso. La única del equipo de Russo en todo el partido fue un mal cabezazo de Acevedo.Ganarle con tanta contundencia y alcanzarlo en la punta después de haber estado a once puntos, es muy fuerte: Boca ganó algo así como un título. San Lorenzo todavía no lo perdió: el tiempo dirá si puede recuperar el orgullo.
(*) Fuente diario Olé (Adrian Piedra Buena)
domingo, 26 de octubre de 2008
F1 en la 9 de Julio
Una multitud vibró con el rugido del motor durante la exhibición, que duró casi una hora.
Como en Monza o Silverstone, pero en plena 9 de Julio. Ayer por la tarde, miles de fanáticos del automovilismo pudieron ver y escuchar a pocos metros de distancia a un auto de F1, con la exhibición que el escocés David Coulthard realizó a bordo de un Red Bull. Con una puntualidad envidiable, el coche empezó a rodar exactamente a las 15, como ya lo había hecho anteriormente en lugares como Bratislava, en Eslovaquia, o en la Plaza de Toros de Pamplona, en España.Muchos hicieron lo imposible por observarlo y otros se conformaron simplemente con escuchar el ruido del potente motor (ver El RB4 de Red Bull). Aunque calificar de "ruido" al sonido de esta maravilla de la ingeniería es una falta de respeto para los fanáticos. Un grupo heterogéneo compuesto por familias, locos de los "fierros" y curiosos copó los 1.200 metros del perímetro de un "circuito" que iba desde Lavalle hasta Marcelo T. de Alvear, y poco a poco se fue transformando en una multitud -80 mil personas según los organizadores, cerca de la mitad de acuerdo con los cálculos de Clarín-.
Gabriel Juárez, por ejemplo, llegó desde González Catán para gozar por primera vez viendo de cerca a uno de los bólidos que sigue los domingos por televisión. Ariel González, en cambio, se declaró "no fanático" pero no dudó en treparse al mástil de la bandera de la "Plaza de la República" para tener una mejor vista. Es que, a medida que se acercaba la hora del show no sólo se complicaba el tránsito en el Centro sino que árboles, balcones y hasta techos de autos ajenos se volvían ubicaciones de lujo.
La primera salida consistió en ensayos de largada, algunas bloqueadas y aceleradas. Sin exprimir al máximo el auto. Por las condiciones de pista corta, el motor no refrigeraba como correspondía, lo que hacía impacientar al público durante siete minutos de intervalo; para algunos, eternos. Hubo tres salidas más. Todas con la misma lógica y complicación: la calle menos ondulada de Buenos Aires, es muy ondulada para un delicado Fórmula 1.
Quizá la última tanda haya sido la que elevó al máximo la adrenalina del público. Porque Coulthard aceleró un poquito más, quemó caucho y giró su última vuelta con la bandera argentina en su mano, ganándose la ovación de la multitud. Una experiencia única. Porque no todos los días se ve un auto F1 pasando durante una hora tan cerca a 234 km/h. Y encima dándose el lujo de tomar la Avenida 9 de Julio de contramano y en rojo.





(*)Fuente: Diaro Clarin (25/10/2008)
domingo, 19 de octubre de 2008
Boca hundio mas a River
Le ganó 1-0 con un cabezazo perfecto de Viatri, y volvió a ponerse a ocho puntos del líder San Lorenzo. El equipo de Ischia jugó casi todo el segundo tiempo con uno menos, por la expulsión de Ibarra. Cuando Baldassi marcó el final, hubo un abrazo entre Riquelme y Cáceres. Si Central no pierde con Gimnasia (juegan a las 19.10), los Millonarios quedarán solos en el fondo de la tabla del Apertura.
Riquelme volvió y tuvo un gran partido para un triunfo espectacular en el clásico con un hombre menos, por la expulsión de Ibarra en el arranque del complemento. Y Viatri, el reemplazante de Palermo, apareció en el momento justo para marcar el gol clave en el Monumental. El Xeneize llegaba después de una semana agitada, mientras que el equipo del Cholo por ahora sigue en el último lugar de la tabla.
Se cerró el cabaret. Lo cerró Boca con autoridad en el Monumental. El equipo de Ischia hizo del Superclásico un triunfazo. Venció a River por 1-0 con un golazo de Lucas Viatri de cabeza, con toda la magia de Juan Román Riquelme, con hombría y con coraje. Cualidades que les faltaron a los dirigidos por Diego Simeone, que quedaron últimos en el Apertura, junto con Central.
Como postal de la extraordinaria victoria de Boca quedó el abrazo apretado de Riquelme y el paraguayo Cáceres, ambos de gran partido. Fue pura impotencia lo de River, a pesar de haber jugado por 38 minutos con un jugador más, ya que Hugo Ibarra se hizo echar al inicio del complemento. El público local insultó, pidió más huevos y despidió con silbidos a sus jugadores.
No fue bueno el arranque del partido en el Monumental. Imprecisiones de los dos lados y más cautela que vértigo. Funcionó casi a la perfección el esquema táctica que dibujó Ischia con una línea de cuatro atrás. Battaglia encima de Buonanotte, Vargas colaborando. Dátolo por izquierda nunca dejó de correr. Toda la calidad de Riquelme, la movilidad de Nico Gaitán y la presencia de Viatri en el área. River, en cambio, se paró para jugar de contra. Desinteligencias entre Cabral y Tuzzio, poca decisión de Ferrari para pasar al ataque. Los volantes muy contenidos: Ahumada más preocupado por marcar a Román, Augusto Fernández casi sin pasar al ataque y Abelairas frío por izquierda. Lo mejor fue el Enano que le ganó el mano a mano a Battaglia en el primer tiempo, y Falcao siempre picante. Lo de Salcedo fue cero al as.
La pelota casi siempre fue de Boca en el primer tiempo. El circuito Riquelme-Gaitán se mostraba muy aceitado. Aunque la visita no llegó con real peligro al arco de Ojeda. River lastimó más. Con un disparo de Abelairas a los 10 que tapó bien Javier García. Y con un zurdazo de Falcao a los 18 que dio en el palo y le quedó al arquero. También Villagra hizo revolcar al juvenil arquero de Boca. En líneas generales, el partido no fue bueno en la primera mitad. Boca manejó los tiempos y River fue más incisivo, pero el cero en el marcador quedó clavado.
Parecía que todo iba a cambiar en el segundo tiempo. A los 7, a Ibarra se le fue la boca con el línea Ricardo Casas. Baldassi consultó a su asistente y no dudó en mostrarle la roja al capitán xeneize. Levantó la gente de River, pero no el equipo. Con el envión anímico que le brindó la expulsión del formoseño, el local intentó comerse a su rival. Pero se dio al revés, con uno menos fue Boca el que pasó por arriba a River.
El fastidio entre los jugadores de River, el propio Simeone y, sobre todo, el de la gente, fueron apagando ese fuego que se había encendido. A los 13, Falcao le dio al arcoen vez de tirar el centro atrás. El murmullo fue general. Riquelme, siempre solidario con sus compañeros para mostrarse libre, puso la pelota abajo de su suela y Boca otra vez era el dominador del juego.
A los 16, se quebró el partido. Dátolo recibió una falta cerca de la mitad de la cancha. Román, como en el clásico anterior en La Bombonera, donde orquestó el gol de Battaglia tras un tiro de esquina, comandó a las tropas al área. El centro fue perfecto y el cabezazo de Viatri letal. El reemplazante de Palermo le dio el frentazo casi en la puerta del área grande y se la cambió de palo a Ojeda. La pelota entró en el ángulo para decretar el 1-0.
Vivo Ischia, enseguida mandó a la cancha a Calvo por Gaitán y rearmó a la defensa. Simeone probó con Andrés Ríos en lugar de Augusto (ya estaba en la cancha Mauro Díaz por el apático Salcedo). Nada se modificó. Aunque River tuvo el empate con otra pelota parada. Abelairas envió el centro de zurda a los 25. Ríos tocó antes de García y la pelota se fue al lado del palo derecho. La gente, fastidiada, empezó a pedir huevo...
Fue en vano. Ahí apareció lo mejor de Riquelme. Tuvo el segundo en sus pies el enganche después de una horrible salida desde el fondo del local. Amagó, se desprendió de tres rivales, y sacó un derechazo cruzado que no fue gol por esas cosas que tiene el azar. River empujaba, pero nada más. Creció Battaglia, Morel y los centrales. Curiosamente, a los 30, Cáceres recuperó y tocó para Román que la cambió a la izquierda para Viatri. Mano a mano, el pibe se le picó a Ojeda y se la sacaron en la línea. Boca justificaba la victoria. River, descontrolado, no encontraba los caminos. Ahumada vio la amarilla tras un caño de Vargas y el Cholo lo sacó. Poco pudo hacer Ponzio. Noir entró por Viatri. Pero el partido se fue con la pelota en los pies de Román que fabricó mil faltas y metió pases de lujo.
Baldassi pitó el final, el estadio silbó. Casi todos por excepción de esos 2.400 hinchas visitantes que no paraban de festejar en la popular. Los jugadores en el campo de juego se sacaron toda la mufa. Celebraron aliviados la victoria en el Superclásico. Una victoria que los vuelve a poner en carrera en el Apertura (a ocho de San Lorenzo). Y con el abrazo entre Riquelme y Cáceres quedó cerrado definitivamente el cabaret.

Riquelme volvió y tuvo un gran partido para un triunfo espectacular en el clásico con un hombre menos, por la expulsión de Ibarra en el arranque del complemento. Y Viatri, el reemplazante de Palermo, apareció en el momento justo para marcar el gol clave en el Monumental. El Xeneize llegaba después de una semana agitada, mientras que el equipo del Cholo por ahora sigue en el último lugar de la tabla.
Se cerró el cabaret. Lo cerró Boca con autoridad en el Monumental. El equipo de Ischia hizo del Superclásico un triunfazo. Venció a River por 1-0 con un golazo de Lucas Viatri de cabeza, con toda la magia de Juan Román Riquelme, con hombría y con coraje. Cualidades que les faltaron a los dirigidos por Diego Simeone, que quedaron últimos en el Apertura, junto con Central.
Como postal de la extraordinaria victoria de Boca quedó el abrazo apretado de Riquelme y el paraguayo Cáceres, ambos de gran partido. Fue pura impotencia lo de River, a pesar de haber jugado por 38 minutos con un jugador más, ya que Hugo Ibarra se hizo echar al inicio del complemento. El público local insultó, pidió más huevos y despidió con silbidos a sus jugadores.
No fue bueno el arranque del partido en el Monumental. Imprecisiones de los dos lados y más cautela que vértigo. Funcionó casi a la perfección el esquema táctica que dibujó Ischia con una línea de cuatro atrás. Battaglia encima de Buonanotte, Vargas colaborando. Dátolo por izquierda nunca dejó de correr. Toda la calidad de Riquelme, la movilidad de Nico Gaitán y la presencia de Viatri en el área. River, en cambio, se paró para jugar de contra. Desinteligencias entre Cabral y Tuzzio, poca decisión de Ferrari para pasar al ataque. Los volantes muy contenidos: Ahumada más preocupado por marcar a Román, Augusto Fernández casi sin pasar al ataque y Abelairas frío por izquierda. Lo mejor fue el Enano que le ganó el mano a mano a Battaglia en el primer tiempo, y Falcao siempre picante. Lo de Salcedo fue cero al as.
La pelota casi siempre fue de Boca en el primer tiempo. El circuito Riquelme-Gaitán se mostraba muy aceitado. Aunque la visita no llegó con real peligro al arco de Ojeda. River lastimó más. Con un disparo de Abelairas a los 10 que tapó bien Javier García. Y con un zurdazo de Falcao a los 18 que dio en el palo y le quedó al arquero. También Villagra hizo revolcar al juvenil arquero de Boca. En líneas generales, el partido no fue bueno en la primera mitad. Boca manejó los tiempos y River fue más incisivo, pero el cero en el marcador quedó clavado.
Parecía que todo iba a cambiar en el segundo tiempo. A los 7, a Ibarra se le fue la boca con el línea Ricardo Casas. Baldassi consultó a su asistente y no dudó en mostrarle la roja al capitán xeneize. Levantó la gente de River, pero no el equipo. Con el envión anímico que le brindó la expulsión del formoseño, el local intentó comerse a su rival. Pero se dio al revés, con uno menos fue Boca el que pasó por arriba a River.
El fastidio entre los jugadores de River, el propio Simeone y, sobre todo, el de la gente, fueron apagando ese fuego que se había encendido. A los 13, Falcao le dio al arcoen vez de tirar el centro atrás. El murmullo fue general. Riquelme, siempre solidario con sus compañeros para mostrarse libre, puso la pelota abajo de su suela y Boca otra vez era el dominador del juego.
A los 16, se quebró el partido. Dátolo recibió una falta cerca de la mitad de la cancha. Román, como en el clásico anterior en La Bombonera, donde orquestó el gol de Battaglia tras un tiro de esquina, comandó a las tropas al área. El centro fue perfecto y el cabezazo de Viatri letal. El reemplazante de Palermo le dio el frentazo casi en la puerta del área grande y se la cambió de palo a Ojeda. La pelota entró en el ángulo para decretar el 1-0.
Vivo Ischia, enseguida mandó a la cancha a Calvo por Gaitán y rearmó a la defensa. Simeone probó con Andrés Ríos en lugar de Augusto (ya estaba en la cancha Mauro Díaz por el apático Salcedo). Nada se modificó. Aunque River tuvo el empate con otra pelota parada. Abelairas envió el centro de zurda a los 25. Ríos tocó antes de García y la pelota se fue al lado del palo derecho. La gente, fastidiada, empezó a pedir huevo...
Fue en vano. Ahí apareció lo mejor de Riquelme. Tuvo el segundo en sus pies el enganche después de una horrible salida desde el fondo del local. Amagó, se desprendió de tres rivales, y sacó un derechazo cruzado que no fue gol por esas cosas que tiene el azar. River empujaba, pero nada más. Creció Battaglia, Morel y los centrales. Curiosamente, a los 30, Cáceres recuperó y tocó para Román que la cambió a la izquierda para Viatri. Mano a mano, el pibe se le picó a Ojeda y se la sacaron en la línea. Boca justificaba la victoria. River, descontrolado, no encontraba los caminos. Ahumada vio la amarilla tras un caño de Vargas y el Cholo lo sacó. Poco pudo hacer Ponzio. Noir entró por Viatri. Pero el partido se fue con la pelota en los pies de Román que fabricó mil faltas y metió pases de lujo.
Baldassi pitó el final, el estadio silbó. Casi todos por excepción de esos 2.400 hinchas visitantes que no paraban de festejar en la popular. Los jugadores en el campo de juego se sacaron toda la mufa. Celebraron aliviados la victoria en el Superclásico. Una victoria que los vuelve a poner en carrera en el Apertura (a ocho de San Lorenzo). Y con el abrazo entre Riquelme y Cáceres quedó cerrado definitivamente el cabaret.




(*)Fuente diario Clarin. 19/10/08
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